Los benéficos vientos de popa que favorecen a la Argentina, también soplan, por ahora, en el sector turístico
Según la Secretaría de Turismo de la Nación, durante 2010 ingresaron al país 5.287.850 turistas, lo cual significa un incremento importante del 22,8%, comparado con 2009, cuando llegaron 4.292.326 personas.Las previsiones que se hacen para el futuro son positivas, y están avaladas por la buena performance de la región en general, que en 2012 habrá más que duplicado la cantidad de turistas registrados en 2002.
En cuanto a porcentajes de captación, la Argentina, que siempre estuvo detrás de Brasil entre las naciones sudamericanas, lidera por primera vez el ranking de preferencias. Según el Ministerio de Turismo de la nueva potencia económica mundial, el año pasado recibieron a 5.161.379 personas.
Asimismo crece el turismo de reuniones y congresos, que ya colocó al país entre los veinte destinos preferidos a nivel mundial. Estas cantidades impactaron en la demanda hotelera en sus distintos niveles. El número de visitas, justamente, la encabezan nuestros vecinos brasileños, entre los cuales hay un público de diferentes perfiles socioeconómicos. Una parte, probablemente, tiene que ver con los 25 millones de personas que bajo el gobierno de Lula se incorporaron a la clase media. La relación de su moneda con el dólar es una condición que favorece sus liberados apetitos por el consumo, que por suerte vienen a satisfacer en nuestras tierras.
El volumen de quienes provienen de Europa y EE.UU, afectados de distinta manera por las dificultades económicas de sus países de origen, disminuyó sensiblemente, y nuestro tipo de cambio dejó de resultarles atractivo.
Para estar a la altura de los tiempos que corren, varios grupos hoteleros comenzaron a moverse en el mismo sentido en que lo hicieron otros países, y se enfocaron en el desarrollo de establecimientos de nivel tres estrellas. Es una escala en la cual los números cierran de manera atractiva, con un formato muy requerido tanto por el turismo recreativo, como por los viajeros de negocios. El concepto es ofrecer un producto más básico, que garantice una prestación excelente sin la obligación de contar con pileta, restaurante o grandes salones.
Su tipología permite atender un lugar de 150 habitaciones con un equipo de 30 personas - cuando un 5 estrellas requiere la imponente cifra de 500 personas para la atención de 250 habitaciones - . La ecuación, más que interesante, posibilita una rentabilidad más alta asumiendo menores riesgos,con costos que permiten una mayor capacidad de adaptación a situaciones de crisis.
La posibilidad de expansión de esta categoría de servicio tiene un techo muy alto, porque está faltando en la mayoría de las ciudades de más de 100.000 habitantes. Con la marca "Merit", el grupo nacional Amerian ya instaló un establecimiento en Rosario, y está terminando el de Capital Federal. El grupo mexicano Posadas, muy fuerte en su país de origen, está desembarcando con su marca "One". Otro jugador grande es la cadena de origen francés Accor y su marca Ibis. Cuenta con 3.800 establecimientos en todo el mundo; de ellos, más de 100 están en Brasil. Por aquí dice presente, por ahora, con tres.
Por su parte, la modalidad de condo-hotel sigue creciendo. La alternativa de una inversión con el respaldo de un activo físico, que al mismo tiempo permite participar de los beneficios de un negocio, es una opción buscada por los inversores. Son cada vez más los que ingresan a las distintas ofertas, y los que están adentro no salen.
Los hoteles boutique, que proliferaron en Buenos Aires especialmente en los barrios de Palermo y San Telmo, tuvieron una suerte dispar. Muchos están funcionando con éxito y se han consolidado. Otros tienen problemas, porque quienes invirtieron en ellos sin la debida experiencia subestimaron el nivel de compromiso individual que exige su gestión, en un negocio cuyo diferencial, justamente, es la atención personalizada.
En este tamaño, pero implantados en medio de la naturaleza, y como una derivación de los hoteles temáticos, muchos proyectos devienen en una nueva categoría, los wine resorts, que atraen a sus huéspedes con la liturgia del vino y su degustación, y se suben a la onda gourmet transformados en el lado más amable de muchas bodegas importantes. Hay varios en Mendoza (Chacras de Coria, Luján de Cuyo); Neuquén, donde resalta el de Bodega del Fin del Mundo, en San Patricio del Chañar; y el que levantó un suizo, Colome, a 2.400 metros de altura en la provincia de Salta, en la zona de Cafayate.
Como es sabido, el negocio hotelero también atrajo a los grandes desarrolladores, que apuestan a sumar valor con proyectos mixtos, incluyendo hoteles 5 estrellas en sus emprendimientos. En Nordelta está cerca de inaugurarse el Intercontinental, con 140 habitaciones, y el mismo Costantini afirmó en su momento que allí pueden construirse dos o tres hoteles más. Otro acuerdo destacable es el que hicieron público a fines del año pasado Socma y la cadena portuguesa Pestana, para instalar un hotel de 120 habitaciones en el Buenos Aires Golf Club, sobre el camino del Buen Ayre. El grupo lusitano figura entre las 100 cadenas más importantes a nivel mundial, y también está presente en Bariloche, frente al lago Gutiérrez, en el exclusivo Arelauquen Golf & Country Club.
Un sector de la economía que puede proyectarse a mediano y largo plazo constituye una invitación para considerar los temas estructurales que deben tenerse en cuenta. Si se empieza con una mirada sobre Capital Federal, se observa una concentración de la oferta como no se registra en las grandes ciudades del mundo, y que necesariamente deberá extenderse hacia el Gran Buenos Aires, cubriendo con mayor equilibrio una geografía más amplia.
Hay una evidente ausencia de hoteles en todas las redes de acceso a la ciudad, como por ejemplo la ruta Panamericana, cuya importancia como eje principal de comunicación aún no ha sido explotada suficientemente, máxime considerando que se trata de un corredor donde se han instalado tantas y tan importantes empresas.
La experiencia indica que la instalación de un establecimiento genera un "efecto contagio" que convoca a sus competidores, en un proceso virtuoso que se realimenta a sí mismo. Seguramente, ha de haber actores de peso que ya han tomado decisiones al respecto.
En cuanto a porcentajes de captación, la Argentina, que siempre estuvo detrás de Brasil entre las naciones sudamericanas, lidera por primera vez el ranking de preferencias. Según el Ministerio de Turismo de la nueva potencia económica mundial, el año pasado recibieron a 5.161.379 personas.
Asimismo crece el turismo de reuniones y congresos, que ya colocó al país entre los veinte destinos preferidos a nivel mundial. Estas cantidades impactaron en la demanda hotelera en sus distintos niveles. El número de visitas, justamente, la encabezan nuestros vecinos brasileños, entre los cuales hay un público de diferentes perfiles socioeconómicos. Una parte, probablemente, tiene que ver con los 25 millones de personas que bajo el gobierno de Lula se incorporaron a la clase media. La relación de su moneda con el dólar es una condición que favorece sus liberados apetitos por el consumo, que por suerte vienen a satisfacer en nuestras tierras.
El volumen de quienes provienen de Europa y EE.UU, afectados de distinta manera por las dificultades económicas de sus países de origen, disminuyó sensiblemente, y nuestro tipo de cambio dejó de resultarles atractivo.
Para estar a la altura de los tiempos que corren, varios grupos hoteleros comenzaron a moverse en el mismo sentido en que lo hicieron otros países, y se enfocaron en el desarrollo de establecimientos de nivel tres estrellas. Es una escala en la cual los números cierran de manera atractiva, con un formato muy requerido tanto por el turismo recreativo, como por los viajeros de negocios. El concepto es ofrecer un producto más básico, que garantice una prestación excelente sin la obligación de contar con pileta, restaurante o grandes salones.
Su tipología permite atender un lugar de 150 habitaciones con un equipo de 30 personas - cuando un 5 estrellas requiere la imponente cifra de 500 personas para la atención de 250 habitaciones - . La ecuación, más que interesante, posibilita una rentabilidad más alta asumiendo menores riesgos,con costos que permiten una mayor capacidad de adaptación a situaciones de crisis.
La posibilidad de expansión de esta categoría de servicio tiene un techo muy alto, porque está faltando en la mayoría de las ciudades de más de 100.000 habitantes. Con la marca "Merit", el grupo nacional Amerian ya instaló un establecimiento en Rosario, y está terminando el de Capital Federal. El grupo mexicano Posadas, muy fuerte en su país de origen, está desembarcando con su marca "One". Otro jugador grande es la cadena de origen francés Accor y su marca Ibis. Cuenta con 3.800 establecimientos en todo el mundo; de ellos, más de 100 están en Brasil. Por aquí dice presente, por ahora, con tres.
Por su parte, la modalidad de condo-hotel sigue creciendo. La alternativa de una inversión con el respaldo de un activo físico, que al mismo tiempo permite participar de los beneficios de un negocio, es una opción buscada por los inversores. Son cada vez más los que ingresan a las distintas ofertas, y los que están adentro no salen.
Los hoteles boutique, que proliferaron en Buenos Aires especialmente en los barrios de Palermo y San Telmo, tuvieron una suerte dispar. Muchos están funcionando con éxito y se han consolidado. Otros tienen problemas, porque quienes invirtieron en ellos sin la debida experiencia subestimaron el nivel de compromiso individual que exige su gestión, en un negocio cuyo diferencial, justamente, es la atención personalizada.
En este tamaño, pero implantados en medio de la naturaleza, y como una derivación de los hoteles temáticos, muchos proyectos devienen en una nueva categoría, los wine resorts, que atraen a sus huéspedes con la liturgia del vino y su degustación, y se suben a la onda gourmet transformados en el lado más amable de muchas bodegas importantes. Hay varios en Mendoza (Chacras de Coria, Luján de Cuyo); Neuquén, donde resalta el de Bodega del Fin del Mundo, en San Patricio del Chañar; y el que levantó un suizo, Colome, a 2.400 metros de altura en la provincia de Salta, en la zona de Cafayate.
Como es sabido, el negocio hotelero también atrajo a los grandes desarrolladores, que apuestan a sumar valor con proyectos mixtos, incluyendo hoteles 5 estrellas en sus emprendimientos. En Nordelta está cerca de inaugurarse el Intercontinental, con 140 habitaciones, y el mismo Costantini afirmó en su momento que allí pueden construirse dos o tres hoteles más. Otro acuerdo destacable es el que hicieron público a fines del año pasado Socma y la cadena portuguesa Pestana, para instalar un hotel de 120 habitaciones en el Buenos Aires Golf Club, sobre el camino del Buen Ayre. El grupo lusitano figura entre las 100 cadenas más importantes a nivel mundial, y también está presente en Bariloche, frente al lago Gutiérrez, en el exclusivo Arelauquen Golf & Country Club.
Un sector de la economía que puede proyectarse a mediano y largo plazo constituye una invitación para considerar los temas estructurales que deben tenerse en cuenta. Si se empieza con una mirada sobre Capital Federal, se observa una concentración de la oferta como no se registra en las grandes ciudades del mundo, y que necesariamente deberá extenderse hacia el Gran Buenos Aires, cubriendo con mayor equilibrio una geografía más amplia.
Hay una evidente ausencia de hoteles en todas las redes de acceso a la ciudad, como por ejemplo la ruta Panamericana, cuya importancia como eje principal de comunicación aún no ha sido explotada suficientemente, máxime considerando que se trata de un corredor donde se han instalado tantas y tan importantes empresas.
La experiencia indica que la instalación de un establecimiento genera un "efecto contagio" que convoca a sus competidores, en un proceso virtuoso que se realimenta a sí mismo. Seguramente, ha de haber actores de peso que ya han tomado decisiones al respecto.
FUENTE: http://www.blogimi.com
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